¿Es posible afirmar la existencia de Dios desde la filosofía y la ciencia?

 

Antony Flew fue uno de los filósofos ateos más famosos y destacados del siglo pasado, defendió su postura durante más de medio siglo argumentando que no había evidencia racional y científica suficiente para creer en la existencia de Dios. Su obra ha sido muy relevante en torno al debate entre el teísmo y el ateísmo, principalmente en el mundo intelectual anglosajón, y muchas de sus ideas se siguen debatiendo hasta la fecha.  Sin embargo, en los últimos años de su vida, luego de una aventura intelectual de mucho tiempo, cambió radicalmente de opinión y reconoció que había una inteligencia creadora detrás del origen y el orden del universo. ¿Qué lo llevó a este cambio tan sorprendente?

Flew criticó duramente los argumentos tradicionales a favor de la existencia de Dios, como el argumento cosmológico, el argumento teleológico o el argumento moral. También rechazó la idea de la vida después de la muerte, el problema del mal y el libre albedrío, y el concepto mismo de Dios como algo incoherente y contradictorio. Flew se enfrentó en numerosos debates con pensadores cristianos como C.S. Lewis, Richard Swinburne, William Lane Craig o Alvin Plantinga, y se convirtió en una referencia para el ateísmo contemporáneo.

Sin embargo, a partir del año 2000, Flew empezó a mostrar signos de duda sobre su posición atea. El detonante fue el descubrimiento científico de la complejidad del ADN y de la información genética que contiene. Flew quedó impresionado por la evidencia de un diseño inteligente en la naturaleza, el lenguaje tan exquisito y el proceso de comunicación tan sofisticado de las células , y concluyó que la mejor explicación para el origen de la vida era la existencia de una mente superior que la había diseñado. Flew anunció públicamente su cambio de postura en el año 2004, en un simposio celebrado en Nueva York, donde declaró que ahora creía en Dios.

El caso de Antony Flew es uno de los más sorprendentes y significativos en la historia del debate sobre la existencia de Dios. Su conversión muestra que la cuestión de Dios no está cerrada ni resuelta por la ciencia o la filosofía, sino que sigue siendo un desafío para la razón humana. También muestra que es posible cambiar de opinión cuando se encuentran nuevos datos o argumentos, sin perder por ello el rigor ni el respeto.

Una característica que siempre lo acompañó, fue su constante interés en la busqueda de la verdad, y que esta no se viera sustituida por el intento de difundir los prejuicios de los autores, apelando a la posibilidad de establecer un dialogo racional, haciendo suyo el ideal socrático desarrollado por Platón de “seguir la argumentación hasta dondequiera que nos lleve”.

Como ateo siempre insistió en ser honesto y no atacar hombres de paja o los argumentos más débiles de los adversarios, ni tampoco cayó en la trampa de desacreditar los argumentos por las fallas o hipocresía de algunos creyentes.

“Si realmente deseamos conocer la verdad, entonces debemos considerar las posiciones opuestas en su máxima fortaleza”

Renegó de ateos clásicos como Nietzsche, Freud o Marx, por su poco interés en afrontar realmente los mejores argumentos teístas y dedicarse como “maestros de la sospecha” a elaborar discursos que buscaban desacreditar los argumentos racionales, buscando más bien causas ocultas o motivos psicológicos, políticos o morales detrás de la creencia en Dios, es decir cometiendo falacias de envenenamiento del pozo.

Al final de su recorrido, fue ampliamente atacado por sus antiguos amigos por haber hecho un cambio tan radical, recibiendo acusaciones y difamaciones de haber cambiado de ideas por “demencia senil”, sin embargo  Flew explicó las razones de su conversión intelectual en su último libro, publicado en 2007 con el título "There is a God: How the World's Most Notorious Atheist Changed His Mind" (Hay un Dios: Cómo el ateo más famoso del mundo cambió de opinión), escrito en colaboración con Roy Abraham Varghese (y del cual dejamos enlace para leer y reflexionar). Escrito con total conciencia y habilidad mental. En este libro, Flew repasa su trayectoria filosófica y los argumentos que le llevaron a aceptar la existencia de Dios. También responde a las críticas y acusaciones que recibió por parte de sus antiguos colegas ateos, que le tacharon de senil, traidor o manipulado. Flew afirmó que su cambio se debió únicamente a seguir la evidencia allá donde le condujera, y que no había renunciado a su método filosófico ni a su honestidad intelectual.

Finalmente, en este libro, realiza un dialogo con T. Wright sobre la autorrevelación de Dios en la historia humana a través de la figura de Jesús de Nazaret, donde siguiendo la argumentación de San Pablo y analizando los datos históricos, se puede llegar a la conclusión por demostración racional de que Jesús existió,  de que su tumba estuvo vacía, y que sus apóstoles tuvieron apariciones y visiones de él; siendo la explicación más plausible de todo esto su resurrección, la cual corroboraba el hecho de que él era quién dijo ser “Dios”, siendo él el camino hacia lo Divino en el ámbito personal.

Enlace al libro: https://drive.google.com/file/d/1ds6xM21Jab41xn2LJKqZa5zGO4k2Oj44/view?usp=share_link


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