Dando continuidad a la serie de escritos sobre la importancia de la palabra y el lenguaje en la cosmovisión cristiana, llegamos a un punto donde reflexionaremos brevemente sobre la exhortación y los tipos de críticas que pueden realizarse.
Como hemos visto, un propósito del lenguaje es servir como medio para conocer la verdad, pero también como herramienta de comunicación y por tanto de enseñanza-aprendizaje.
LA EXHORTACIÓN Y LA CRÍTICA
En este contexto, la palabra como exhortación en una de sus vertientes (que es la que usaremos aquí) se podría entender como esa función pedagógica de hablar la verdad con amor, luego de evaluar e identificar una situación o acción errada o deficiente, y que sirve para informar a otro de un pecado, debilidad, defecto, etc., con la intención de ayudar, animar y perfeccionar a aquel que la recibe. Al pertenecer a una acción del lenguaje que sirve para guiar y orientar, cumpliendo una función pedagógica, es recomendable que el exhortador y el que recibe el exhorto tengan cierto nivel de madurez espiritual. Ni todos critican bien, y ni todos reciben correctamente un exhorto. (En el texto anterior sobre el lenguaje como herramienta pedagógica se abordo el tema de la relación entre el que enseña y el que aprende, y la importancia de la participación correcta de ambos agentes, para acceder al recurso da clic aquí).
Podríamos entender la exhortación entonces como una especie de crítica constructiva (por usar un lenguaje más contemporáneo) que implica incitar y persuadir a alguien con palabras, razonamientos y argumentos para que haga o deje de hacer algo, íntimamente relacionado como se dijo con una correcta evaluación de la situación (juzgar espiritualmente) y que tiene como objetivo el poder mostrar, el hacer reflexionar, el confrontar, y llevar a considerar a una persona sobre sus malas acciones, para cambiar, arrepentirse y modificar esa conducta o acción, con un verdadero interés por la persona a la que se le aplica. Para esto se requiere entonces una actitud de amor y de servicio, y una dinámica real de comunión e incluso amistad. (Como profundizamos en el siguiente episodio)
Como es lógico, no toda crítica es necesariamente constructiva o hecha correctamente, ya que no siempre estará basada en una valoración verdadera para empezar, y además es necesario que se cumplan una serie de características.
Podemos errar en
las formas o motivos por los que "exhortamos". también podemos equivocarnos al no recibir la crítica, siendo posible de la misma manera aceptar todo tipo de
críticas cuando en ocasiones son ataques, difamaciones o
adulaciones.
Como decía Agustín de Hipona, en muchas ocasiones preferimos no decir nada, porque la verdad puede ser incómoda, y para no ofender o hacer enojar alguien por una supuesta “amistad” o “temor” podemos omitir una responsabilidad importante como es decir la verdad; pero también podemos usar alguna verdad (como un pecado descubierto ) con una actitud equivocada y lastimar-ofender a alguien con un nulo interés real por la persona en cuestión. Por lo tanto es posible omitir o tergiversar la verdad y hacer lo incorrecto, pero es posible también decir la verdad y hacer lo incorrecto de todos modos.
ANIQUILADOR, HUMILLADOR, ADULADOR Y PROPULSOR.
En razón de lo escrito con anterioridad, me parece importantísimo reflexionar sobre el hecho de la importancia del lenguaje para informar y hacer críticas a otra
persona.
Justamente
escuché hace poco un video acerca del tipo de críticas y ataques que
solemos dar y recibir cuando cometemos errores o en nuestras deficiencias, las
formas de abordarlas y sobre todo de corregirlas.
De forma
resumida, se dice que hay cuatro tipos de críticos, de los cuales realmente
sólo uno de ellos cumple una función real de interés y pertinencia en la
función pedagógica-comunicativa que sirva de perfeccionamiento en relación con
nuestras áreas de mejora y debilidades, y que podríamos vincular íntimamente con la idea de exhortación.
ANIQUILADOR: DIFAMADOR
El aniquilador
es un tipo de crítico que sólo busca destruir con sus comentarios al otro, sin
fundamento alguno de verdad, es un difamador que está dispuesto a dañar al otro
con sus comentarios ofensivos y sin base alguna, es un calumniador. En realidad no hay verdad en
su crítica y se basa en mentiras, esta clase de crítica muchas veces ni si quiera se realiza directamente con la persona involucrada, sino que suele desarrollarse a través de un chisme. Este
tipo de crítico es del que el apóstol Pablo decía no estar interesado en recibir retroalimentación alguna, porque sabía el origen y la intención de los críticos. La difamación no tiene utilidad alguna,
no debería hacerse y tampoco recibirse.
El que esconde el odio tiene labios mentirosos, y el que esparce calumnias es un necio. (Proverbios 10:18, Nueva Versión Internacional).
No te metas con un chismoso; no tengas amistad con alguien que habla mal de los demás. (Proverbios 20:19, Nueva Versión Internacional).
HUMILLADOR
El humillador,
es aquel que sí se basa en rasgos y características de la verdad sobre los errores,
pecados o deficiencias de aquel a quien critica, pero que realmente no tiene
interés en su mejoramiento o aprendizaje, sino que busca generar un sentimiento
de humillación y un estado emotivo de frustración y dolor, sus comentarios
suelen ser hirientes y en un tono poco
amable o respetuoso. Aunque la
valoración puede ser exacta y basarse en la verdad, tampoco hay interés
genuino, ni amor, ni servicio, tampoco se pretende orientar, se busca lastimar.
El humillador muchas veces utiliza la crítica más que para ayudar al otro, como
procedimiento de reforzamiento de su propio valor, es decir que humillar a
otros le hace pensar que resalta ciertos rasgos suyos que lo hacen “sentirse
mejor” que aquellos a los que humilla. La humillación podría tener cierta utilidad al
que la recibe, ya que si bien la intención es lastimar, al estar basada en la
verdad se puede sacar cierto provecho, sin embargo, no es el crítico el que
promueve el aprendizaje, tiene que ser el receptor el que con cierta madurez
logre identificar lo que es verdad de lo que se le dice y buscar solucionarlo;
pero a la vez despojar de lo recibido el ataque y la ofensa. Suele ser difícil
tener ese nivel de reflexión, sin embargo en términos lógicos no deberíamos
desechar una verdad por las razones con que se nos dicen (“falacia de envenenar
el pozo”), esto no significa que se deba aceptar el tono ofensivo o no ponerle
un alto, por lo que la mente y el corazón deben evitar recibir el dardo
envenenado que puede causar dolor. Es preferible en muchas ocasiones ponerle un
alto al humillador. No deberíamos hacer
críticas para humillar, y no debemos recibir y permitir la ofensa, pero sí es
posible considerar la verdad de lo que se dice. La crítica del humillador puede recibirse directamente o indirectamente a modo de chisme.
En fin, todos ustedes, sean humildes en su trato mutuo, porque «Dios se opone a los orgullosos, pero concede su gracia a los humildes». (1 Pedro 5:5, Nueva Versión Internacional).
Porque toda la ley se cumple en una sola palabra, en esta: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». (Gálatas 5:14, Reina-Valera 1960).
No dejen que salga de su boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificar según sea necesario, para que imparta gracia a los que escuchan. (Efesios 4:29, Nueva Versión Internacional).
El chismoso revela secretos; no te mezcles con quien habla demasiado. (Proverbios 20:19, Nueva Versión Internacional).
Por tanto, dejemos de juzgarnos unos a otros. Más bien, propónganse no poner tropiezo u obstáculo al hermano. (Romanos 14:13, Nueva Versión Internacional).
No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. (Filipenses 2:3, Nueva Versión Internacional).
ADULADOR
El adulador es
un crítico que también puede resultar muy dañino, ya que sus comentarios no se basan
en la verdad ,y por tanto no logra hacer ver los problemas o errores del otro,
sino que da una mala retroalimentación llamando bueno a lo que no lo es, deformando
la percepción de la realidad que podría tener aquel que recibe los comentarios,
y aunque suele ser mucho más fácil de aceptar y muy agradable a los oídos por ser un elogio o alabanza, al
no estar basado en
la verdad, tiende a exagerar virtudes o inventar habilidades en donde no las hay, y por esta razón se
pueden detener y retrasar posibles progresos y crecimiento.
Como en el tipo
anterior, no parece ser buena idea recibir estas críticas o tomarlas tan en
serio. Es muy común en nuestra sociedad actual sólo aceptar el comentario que
se adhiere a nuestras opiniones, y que nos adula, acusando de “discurso de odio” y “ofensivo” a aquel que
crítica.
Por “educación”
o darle “ánimo” a los demás, solemos ser un poco aduladores con amigos,
familiares o personas que amamos, y se podría entender que en algunas ocasiones
es necesario hacerlo para dar cierta motivación o ánimo, sin embargo podría ser
riesgoso en temas relevantes y debemos ser cuidadosos.
Debemos ser
maduros y no aceptar la adulación como crítica seria, y también comprender que
hay formas “amorosas” de decirle a alguien que algo se puede mejorar o está mal , y no por eso herir un corazón, ser ofensivos o no tener interés por esa persona .
Tanto daño puede hacer el que adula como el que humilla. No debe hacerse
este tipo de crítica en cosas importantes, y no seria bueno recibir las adulaciones como críticas objetivas. La adulación la solemos recibir directamente o indirectamente.
El hombre que adula a su prójimo, le pone una red ante sus pasos. (Proverbios 29:5, Reina-Valera 1960).
La lengua que tanto alaba puede herir como una espada, pero la lengua humilde y sabia da salud. (Proverbios 12:18, Nueva Traducción Viviente).
La adulación no se aparta de su boca; dentro de su corazón urde engaños. (Salmo 36:2, Reina-Valera 1960).
El que bendice a su prójimo en alta voz, madrugando de mañana, le será contado por maldición." (Proverbios 27:14, Nueva Versión Internacional).
PROPULSOR:
Finalmente nos
encontramos con el propulsor, es aquel que suele hacer como se le dice en el
argot pedagógico “la crítica constructiva que sirve”, basada en la verdad, pero con un
interés genuino por hacer mejorar a aquel a quien le hace sus comentarios, y
bíblicamente hablando, basado en el amor por la persona, a quien no deja de
tratar con respeto y dignidad. Este crítico suele decir la verdad sobre los
defectos, pero da soluciones, ayuda y lo hace con buena intención y sinceridad, suele ser muy útil
para el perfeccionamiento de las personas cuando el que recibe la crítica está abierto a recibirla (y con las personas que muestran interés, amor y amistad solemos hacerlo). Deberíamos pensar en hacer este tipo de
críticas y sobre todo en recibirlas.
La exhortación en este sentido es una práctica que busca motivar e instar a los demás a vivir de acuerdo con la verdad, y por lo tanto con la voluntad de Dios. Cuando alguien ha pecado, errado o se ha equivocado en algo y tiene deficiencias, necesita ayuda. La exhortación debe ser hecha con amor, verdad y mansedumbre, siguiendo los principios bíblicos. La exhortación no es una condena per se, sino una muestra de compasión y de interés por el bienestar espiritual, y tendrá como objetivo llevar al arrepentimiento, al aprendizaje, la reflexión, la reconciliación, la adquisición de nuevos conocimientos y habilidades.
Hermanos míos, si alguno de entre vosotros se desvía de la verdad y otro le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma y cubrirá multitud de pecados. (Santiago 5:19-20, Reina-Valera 1960).
Así que, animaos y edificaos unos a otros, así como lo estáis haciendo. (1 Tesalonicenses 5:11, Reina-Valera 1960).
Alienten a los desanimados, sostengan a los débiles y sean pacientes con todos. (1 Tesalonicenses 5:14, Nueva Traducción Viviente).
Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. (2 Timoteo 4:2, RV1960)
Hermanos, si alguien es sorprendido en alguna falta, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídense de caer en la tentación tú también. (Gálatas 6:1, Nueva Versión Internacional).
Corrige al sabio, y te amará; instruye al sabio, y crecerá en sabiduría. (Proverbios 9:8, Nueva Traducción Viviente).
¿Qué tipo de crítico somos? ¿Qué tipo de críticas aceptamos o rechazamos? ¿Sacamos provecho de las críticas o nos molestamos con ellas? ¿Sabemos discriminar el tipo de críticas que debemos recibir o ignorar? ¿A qué crítica solemos darle más valor?
Sin duda tenemos
un compromiso con hablar siempre la verdad, sobre todo en la responsabilidad de
informar a otros sobre sus defectos y errores; pero también tenemos la
obligación de no usar esa verdad para herir o lastimar, sino con la intención
de ayudar, con amor y servicio.
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